Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1878 (Cortes de 1876 a 1879)
Sesión: 1 de marzo de 1878
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 11, 222-223
Tema: Terminación de la guerra de Cuba

Previa la venida del Sr. Presidente, ocupó la tribuna y dijo:

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Cánovas del Castillo): Señores Diputados, el Gobierno acaba de recibir el siguiente parte telegráfico, de que con satisfacción voy a tener el honor de dar cuenta al Congreso:

"HABANA 1º (5 y 10 tarde). -El gobernador general al Presidente del Consejo y Ministros de Guerra y Ultramar:

El general en jefe desde Puerto Príncipe, con fecha de anoche, me dirige para V. EE. el siguiente telegrama, que trasmito con la mayor satisfacción:

"Hoy han depuesto las armas, entrando parte en esta capital, todas las fuerzas rebeldes del Príncipe, con el comité central y los individuos que estaban en el departamento del antiguo Gobierno y Cámara.

Pasan de 1.000 hombres y casi igual número de mujeres y niños; han entregado dos cañones y las máquinas explosivas.

Según todas las noticias, no queda partida armada en esta comandancia general. En Sancti-Spíritus ha empezado también la entrega de armas en los campamentos provisionales.

Se calcula en más de 800 hombres el número, y no debe quedar partida alguna. Los jefes de las pequeñas partidas de las Villas Occidentales parece que aceptan la capitulación y empezarán a presentarse desde el 6 en adelante.

Lo corto del plazo, la diseminación de las partidas y la falta de comunicación han hecho que todavía no se tome un acuerdo en Oriente.

La fuerza de las Tunas parece que está en buen sentido, como igualmente la de Bayazo y Jiguani. Yo me dirijo a aquellos puntos para levantar las dificultades que puedan ocurrir y apresurar los sucesos. =Arsenio Martínez Campos.=Joaquín Jovellar."

Concluida la lectura, el Sr. Cadórniga dio un viva a España, que fue contestado por todos los Sres. Diputados.

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Sagasta tiene la palabra.

El Sr. SAGASTA: Después del telegrama que acaba de leer el Sr. Ministro, nada tengo que añadir a las palabras que anteayer tuve la honra de pronunciar en nombre de la minoría constitucional, y me atrevo a decir que en nombre de todas las minorías. Me limito, pues, a proponer un voto de gracias a los generales, jefes, oficiales y tropa de nuestro ejército y armada, como también a los voluntarios que con tanta abnegación los han sabido secundar.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Cánovas del Castillo): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S.S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Cánovas del Castillo): El Gobierno se adhiere desde luego y con gran satisfacción al deseo manifestado por el Sr. Sagasta. No estoy seguro de si para que este deseo tenga la debida solemnidad según Reglamento, hace falta o no una proposición. Si el Sr. Presidente cree que no hace falta, desde luego tomo como proposición las palabras del Sr. Sagasta, me adhiero a ellas y pido al Congreso que las apruebe; mas si se cree que debe formularse una proposición y se presenta, el Gobierno se adherirá a ella.

El Sr. CANDAU: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S.S.

El Sr. CANDAU: Me levanto únicamente para decir que el Sr. Sagasta ha interpretado acertadamente el juicio de todas las oposiciones, que indudablemente había de manifestar su adhesión a sus patrióticas frases. En nombre de mis amigos, yo tengo el gusto de adherirme a las palabras que S. S. acaba de pronunciar. No escatimaremos ninguna de aquellas manifestaciones que el Congreso pueda hacer en beneficio y para gloria de los valientes soldados españoles y de sus jefes que han sabido proporcionar a la Patria uno de los días más gloriosos de nuestra época, como no escatimaremos tampoco nuestros votos para asociarnos a cualquiera recompensa que se les deba dar.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Silvela tiene la palabra.

El Sr. SILVELA (D. Francisco): Había pedido la palabra únicamente para expresar que no hay en esta cuestión ningún lado de la Cámara ni ninguna voz española que pueda manifestar divergencia en el sentimiento unánime que en nombre de todos se ha expresado aquí; porque en esta cuestión la voz de un sólo Diputado representa la voz de todos los demás

Por consiguiente, las palabras que se han pronunciado en nombre de la minoría constitucional, y después por el Sr. Candau, expresan el sentimiento que a todos nos anima, y que todos estamos dispuestos a consignar en una o en otra forma, la que sea más reglamentaria, porque todas ellas responderán al eco de nuestros corazones y a la voz de nuestro entusiasmo. Pero al manifestar el júbilo con que el Congreso recibe las noticias que aquí ha leído el Sr. Presidente del Consejo, reflejándose la unanimidad de nuestro sentimiento, quedará grabado también el recuerdo de que en medio de nuestras discordias hay las cuestiones de integridad, hay las cuestiones nacionales y patrióticas, en las cuales nunca habrá más que esta unanimidad deo en la historia, que será para nosotros un timbre y una gloria en el porvenir, al mismo tiempo que una esperanza si por desgracia otra vez hubiese nuevas disensiones. Ahora se va a hacer la paz; pero que sirva lo acontecido de recuerdo y de enseñanza de que nosotros, cuando se presentan cuestiones como ésta, todos olvidamos nuestras discordias y con entereza y con fe las sabemos llevar a feliz término, a pesar de todas nuestras penalidades y de todas nuestras desgracias.

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V.S.

El Sr. SAGASTA: Creo que la forma mejor en estos casos es la más breve; y una orden del día propuesta por el Sr. Presidente y aceptada por aclama- [222] ción y por unanimidad al grito de ¡viva España! Es la forma mejor. (Varios Sres. Diputados: Sí, sí.)

El Sr. PRESIDENTE: Señores Diputados, en la mesa se había presentado una proposición en la patriótica previsión de los acontecimientos que en este momento celebra la Cámara. La hora avanzada a que ha llegado tan fasta noticia; la circunstancia de encontrarse ausentes de este sitio los firmantes de la proposición; la de no estar llenos los escaños del Congreso; la de estar fuera de aquí, porque no tienen noticia del acontecimiento que en estos momentos nos llena de júbilo, la mayor parte de los Sres. Diputados, que sin duda ninguna tendrán un gran sentimiento de no haber asistido con su presencia a las manifestaciones de la Cámara, me hacen permanecer dudoso en este momento; y a fin de que esta manifestación pueda ser la manifestación de todos, aunque en ninguna ocasión como la presente pudiéramos interpretar los votos de los ausentes, no porque su aquiescencia ofrezca el menor género de duda, sino por no privarles del placer de asistir a la Cámara en los momentos en que la Cámara trata de la forma en que debe felicitar a nuestros hermanos de Ultramar, me atrevo a proponer al Congreso que se suspenda esta discusión y que se deje para mañana.

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA: Yo creo que los presentes aquí podemos responder de los ausentes. (Varios Sres. Diputados: De todos.) Todos podemos aceptar lo que se nos proponga, y me parece mejor no dividir el entusiasmo en dos partes. Podemos aprobar por aclamación y por unanimidad la proposición que se haga, en la seguridad de que los que aquí estamos representamos a todos los Diputados de la Nación española. (Varios señores Diputados: A todos.)

El Sr. ALBACETE: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. ALBACETE: Señores Diputados, he tenido por objeto al pedir la palabra, el hacer presente al Congreso que si se discute al presente lo que ha indicado el Sr. Sagasta últimamente, ruego a la Cámara que se formule un Mensaje a S. M. el Rey felicitándole por el fausto acontecimiento de que ha dado cuenta el Sr. Presidente del Consejo de Ministros.

Este momento es, repito, si se discute lo indicado por el Sr. Sagasta, la ocasión más oportuna para manifestar a S. M. el Rey los fervientes plácemes, los sentimientos unánimes del Congreso a favor de todos los que han contribuido bajo todos conceptos al triunfo de la causa de España en la isla de Cuba.

El Sr. MARISCAL: ¡Viva el Rey!

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. SAGASTA: No hay inconveniente ninguno en acudir al procedimiento que el Sr. Albacete propone o cualquiera otro. Lo que yo deseo, y creo que la Cámara lo desea también, es que lo que sea haga sea sin discusión, por aclamación y por unanimidad. De antemano acepto cualquier procedimiento por el cual el Congreso manifieste su satisfacción por lo que aquí hemos oído, ya que en España ha triunfado venciendo grandes dificultades y haciendo sacrificios inmensos cuyo premio obtenemos ahora. Lo que deseo es que el Congreso manifieste su satisfacción por este hecho extraordinario que da la paz a aquella preciosa parte del territorio español. Repito, pues, que apruebo de antemano cualquier procedimiento que se adopte: lo que quiero es que se haga pronto, que es como estas cosas deben hacerse, y poco me importa que la gloria de la iniciativa sea del Sr. Albacete y no mía.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Cánovas del Castillo): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Cánovas del Castillo): Estando de acuerdo con las indicaciones del Sr. Sagasta, he de decir sin embargo algunas palabras. Para hacer lo que S. S. quiere, para dirigir el Mensaje que ha propuesto el Sr. Albacete, fórmula aceptada por el Sr. Sagasta, será necesario redactarle, y que alguien lo redacte. Por consiguiente, si se desea que se redacte en este instante para no dejar enfriar el entusiasmo que anima a todos, lo primero es acordar cómo se ha de redactar ese Mensaje, bien encargando por consentimiento de todos al Sr. Presidente de la Cámara que lo redacte (Muchos Sres. Diputados: Sí, sí), o bien buscando cualquier otro procedimiento. Creo, sin embargo, que la voluntad de la Cámara se ha manifestado en el sentido de que sea el señor Presidente el que lo redacte.

El Sr. SECRETARIO (Ordoñez): ¿Acuerda el Congreso que el Sr. Presidente de la Cámara sea el que redacte el Mensaje de felicitación a S. M. el Rey por la terminación de la guerra de Cuba?"

Así se acordó.

El Sr. PRESIDENTE: Si la Cámara insiste en que el Mensaje se redacte y vote en este momento (Muchos Sres. Diputados: Sí, sí), será preciso suspender la sesión por algunos minutos."

Se suspendió en efecto la sesión a las siete menos cuarto. [223]



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